Alimentación y piel en Cosmética natural
En líneas generales, de alguna manera, la piel es el reflejo de nuestra salud interna. Pero no solo la piel. La alimentación es muy importante. Cuando una persona está desnutrida, todo eso se refleja no solo en la piel, sino también en otras estructuras como las uñas y el pelo, que se vuelven más frágiles y crecen mucho más despacio.
Todos sabemos la importancia de llevar una dieta saludable rica en frutas verduras y baja en azúcares, grasas saturadas etc. En líneas generales, una vida saludable, haciendo ejercicio y siguiendo una alimentación adecuada repercutirá en tu bienestar general y, consecuentemente, en tu piel. Pero, existe realmente algún alimento cuyo consumo tenga una relación directa con la salud de la piel?. ¿Existen realmente alimentos clave para obtener una piel perfecta, más allá de la salud general?, ¿tiene sentido tomar complejos vitamínicos siendo una persona sana para mejorar la salud y el aspecto de nuestra piel?, ¿es malo consumir lácteos, gluten y otros alimentos que generalmente tienen mala prensa en tantos artículos y revistas de belleza?. Hoy, estamos aquí, para contártelo todito, todo.
Alimentos clave. ¿Existen alimentos “milagrosos”?
Es frecuente pensar que existen alimentos clave para obtener una piel perfecta. Sin embargo, hay pocas situaciones en las que un alimento concreto se relacione con un efecto concreto en la piel y, más allá de la importancia de llevar una dieta alimentaria saludable para la salud de nuestro organismo en general (incluyendo la piel), lo cierto es que no existe, salvo contadas excepciones, una relación causal directa en el consumo de determinados nutrientes, los cuales, en su mayor parte, no tienen consecuencias perceptibles, a simple vista en nuestra piel, dado que la concentración de los mismos en los alimentos que habitualmente consumimos no es tan elevada como para que su repercusión en la piel sea clara y visible a no ser que, en el momento de comenzar a consumirlos, estuviéramos claramente en una situación de déficit.
Complejos vitamínicos y Nutricosméticos
Últimamente están muy de moda todos estos complejos que prometen belleza encapsulada en forma de luminosidad, protección solar, seboregulación, firmeza y un largo etcétera.
Estos complementos, habitualmente, suelen contener vitaminas y otros componentes de origen natural siendo las vitaminas, los componentes estructurales (colágeno) los carotenoides (protección solar), polifenoles, resveratrol y otros antioxidantes los reyes de la fiesta.
Las vitaminas son compuestos orgánicos que regulan y desempeñan ciertas funciones necesarias para la vida y que, a excepción de la vitamina D, nuestro organismo no es capaz de sintetizarlas por lo que debe tomarlas en la alimentación. Sabemos también que la carencia de vitaminas tiene una relación directa con la aparición de ciertas enfermedades. Existen ciertos “grupos de riesgo” (por ejemplo los mayores) que son más propensos a sufrír déficit de vitaminas. Sin embargo, en términos generales, es extremadamente raro que alguien sano, con una dieta equilibrada, caiga enfermo por carencias de este tipo. Centrándonos en los complejos vitamínicos destinados a las personas sanas, en general, diremos que son seguros desde el momento que se aprueban por las autoridades sanitarias pero, ciertamente, su efectividad, está realmente en entredicho.
Desde luego, lo ideal es que las vitaminas necesarias, las tomemos en la dieta habitual (la recomendación de tomar una dieta con un alto consumo en frutas y verduras de muchos colores existe porque estos alimentos son la mayor fuente de vitaminas de todo tipo) y no tiene ningún sentido utilizar este tipo de complejos vitamínicos para suplir carencias o compensar malos hábitos alimenticios y, en la mayoría de los casos, no tendrán efectos visibles (positivos o negativos) en individuos con niveles normales. De hecho, se ha demostrado que, en aquellas personas con niveles plasmáticos adecuados de vitamina C, el suplementarla no consigue aumentar su concentración en la piel.
Carotenoides (SPF oral), componentes estructurales y antioxidantes en general, merecen un capítulo aparte.
Qué comer (o no) si tienes acné
En general está científicamente demostrado que los alimentos que tienen un índice glucémico (cantidad de azúcar presente/velocidad con la que entra en la sangre) elevado deben consumirse de forma moderada (que no eliminarlos completamente de la dieta) en los casos más severos de acné porque la elevación de los índices de glucemia en sangre influye directamente en los mecanismos de regulación y de producción de sebo en la glándula pilosebácea.
En los últimos años, se han realizado investigaciones sobre los lácteos y, aunque los estudios son de peor calidad que en el caso de la carga glucémica, sí parecen apuntar a que la leche (sobre todo desnatada y semidesnatada) puede tener una relación directa real en el empeoramiento de los brotes de acné. No se ha encontrado relación con otros lácteos como el yogur y el queso.
A veces, parece también razonable pensar que si llevamos una dieta elevada en grasas también tendremos más granitos pero lo cierto es que no hay relación directa entre el consumo de alimentos grasos y la aparición de granos. Es decir, que no te van a salir más granos porque te comas un bocadillo de chorizo.
Ver esta publicación en Instagram
La leche y la piel
Los lácteos tienen muy mala prensa debido a diferentes enfermedades y problemas de salud causados por ellos como son la intolerancia a la lactosa y la alergia a la proteína de la leche de vaca pero lo cierto es que su consumo no tiene ninguna relación causal directa en la aparición de eccemas, psoriasis rosácea ni ninguna otra erupción en la piel salvo, en los casos más severos de alergia a la proteína de la leche, en los que puede aparecer urticaria, picazón y ligera hinchazón en la zona de los labios y los párpados. Algunos niños (pocos) con dermatitis atópica y alergia a la proteína de la leche de vaca (las dos cosas) sí que pueden. aunque en raras ocasiones, experimentar un empeoramiento en sus brotes de granitos pero para esto como acabo de mencionar debe existir previa predisposición.
El gluten y la piel
En la última década hay cada vez más adeptos a la dieta sin gluten. Aunque sea una dieta indicada en personas con enfermedades relacionadas con el gluten, lo cierto es que, hoy en día, existe una percepción general de que la dieta sin gluten es más saludable y energética. Artículos hablando sobre el gluten y sus maldades en revistas de moda y salud contribuyen a esta creencia. Así como existen artículos dedicados a la “cosmética sin gluten” y, a nivel de marketing, suena muy bien el eslogan “gluten free” que se ha puesto de moda en los últimos años.
La enfermedad celíaca o alergia al gluten es una enfermedad que cursa a nivel del aparato digestivo y que no se manifiesta a nivel cutáneo salvo en los casos de dermatitis herpetiforme (enfermedad dermatológica que padecen aproximadamente uno de cada 400 celíacos) es decir, que si padeces dermatitis herpetiforme eres celíaco pero no todos los celíacos la padecen. No obstante, la dermatitis herpetiforme es una erupción que se manifiesta a nivel cutáneo por el contacto del gluten en el sistema digestivo y no con el contacto del gluten en la piel con lo cual, utilizar cosméticos “gluten free” carece de cualquier evidencia científica y no tiene ningún sentido incluso para aquellas personas que padecen enfermedad celíaca, a no ser que se tenga el curioso hobby de comerse, literalmente, el cosmético….. Utilizar cosméticos “gluten free” no tiene ningún beneficio añadido, ni siquiera para los celíacos.
Se sabe que, únicamente la mitad de las personas que siguen una dieta sin gluten, padecen una enfermedad real relacionada con esta proteína y el resto lo hacen, sencillamente, porque les apetece. En líneas generales, no deberías comer sin gluten, a no ser que un médico te lo haya indicado. Una vez más, salvo en casos de Dermatitis Herpetiforme, no hay evidencia alguna de que, evitándolo, mejore la salud de tu piel.